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miércoles, 19 de septiembre de 2007


Pero hay otro miedo, el más visceral de todos. El miedo al dolor ajeno, al dolor de alguien a quien amas. El miedo a convertirte en un ser impotente a ese dolor, a estar cerca y no poder hacerlo desaparecer. Así, cuando se siente, te deja impregnado de un aroma amargo, el aroma del miedo a perder.


Ves el dolor en el rostro de un niño y es entonces cuando la vida empieza no tener demasiado sentido.

7 comentarios:

Marta Noviembre dijo...

Sin duda, ése es el peor... Un abrazo

Anónimo dijo...

..y por qué
la llámamos wappa,

coño, todo misterio
tiene su evidencia.....

Anónimo dijo...

Pero la madre que te parió que fui yo. Te vas a enterar.

elnaveiras dijo...

pero si está muy bien

Juan dijo...

Hey, esa chica!
El puto miedo nos atosiga y nos engaña, es un enemigo interno. Declaradle la guerra!!!!

Marcus dijo...

presente en mis días de miedo

Anónimo dijo...

ia se pork m llaman guapa tia...

pork e salido a ti!


dios mio que pivonn!!
vivaaa mi tiaa!!

sabes k un angel cayo de el cielo i no sabia kn es astas k a scondidas t vi la espalada desnuda y descubri tu pekeño secreto!

tenias alas!


te quierooo